Por que la “cultura activista” esta destruyendo la anarquia

Hay veces que el que mejor te conoce es quien mas duro te critica. Y esas criticas  duelen, porque pican donde arde. Nos dan lo que sabemos que esta mal, y que hemos decidido hacer la vista gorda.

Este es el caso, del articulo “sad radicals” escrito por Conor Barnes, un autodenominado “ex anarquista” es una critica acertada, acida y mordaz al movimiento anarquista visto desde dentro.

Pero mirado mas desde cerca, se ve mejor el objeto de su critica, no es a la doctrina anarquista en si, sino cierca “cultura activista” (algo que el llama “radicalismo” pero esto es una mejor traduccion) que ha crecido alrededor y al interior  del movimiento y se le ha pegado como un parasito consumiendo la energia vital y el potencial revolucionario que es propio del anarquismo como ideologia.

Me considero una persona muy afortunada, no solamente he conocido a intelectuales anarquistas, historiadores, sino tambien he tenido contacto con la experiencia de generaciones anteriores.

Me he topado con pedazos de historia y valiosas lecciones que mucho dolor y sangre ha costado a otros aprender. Entre mis maestros  en este camino se encuentran: veteranos de la guerra civil española, ilegalistas de los años ’30, anarquistas que lucharon contra las dictaduras militares en latinoamerica, e incluso anarquistas que pelearon en Rojava.

Pero mi aprendisaje no termino ahi ideologicamente hablando, discusiones muy constructivas con personas de los pensamientos mas diversos.

Aprendi a planear y a teorizar con hechos y cifras. Y lo mas importante aprendi un gran y variado, numero de habilidades, que me permitieron solucionar mis problemas y entrar en un ciclo de mejora personal.

Connor, el autor de esta  critica, no fue tan afortunado. De hecho su experiencia, es bastante comun.

Un adolecente que no tiene ni idea de la vida y encima sufre de depresion y ansiendad.

Entra a cumplir todos los canones, esperados del “actvista  anarquista”.

Es atrapado en una burbuja ideologica, psedointelectual con textos “radicales” que se autoreferencian entre ellos.

No poder tratar a la gente como personas por “miedo a ofender”. Dinamicas de grupo tiranicas, una ausencia de normas minimas duraderas que eviten que